¡por qué antes sí lo tuve!
Tardé tiempo en hacerme con esa versión moderna del walkie talkie...
pero al final caí.
Hace 12 años, y como chispas de lluvia que anuncian el chaparrón, aparecieron en la facutlad los primeros móviles...
Cuando se oía ese timbre, aún extraño, la gente no murmuraba lo siguiente:
"¡Qué suerte; ahora podrá pedir auxilio si se pierde en la montaña sin agua ni comida!"
Tampoco decían:
"¡Esa privilegiada podrá optar a puestos de trabajo antes que nadie!"
Los comentarios tampoco iban en la dirección de:
"¡Ahora su vida social será mucho más cómoda!"
¿Sabes qué decía la gente cuando sonaban aquellos aparatitos, aún grandes, rudimentarios y sin Whatsup ni cámaras incorporadas?
"¡Compra! ¡Vende! ¡Subió Enfresa! ¡Bajó Re-sol!" y cosas así.
La imagen de una persona pendiente de un teléfono en clase o en la calle se asociaba a los brokers de la Bolsa.
La vida de los demás no era ni más ni menos cómoda que la de aquellos pioneros.
Creo, no obstante,que era más tranquila.
12 años después, y tras una década con el aparatito en el bolsillo, en el bolso, o sin saber dónde estaba el dichoso aparatito (caso más frecuente), decido prescindir de él.
Ya llevaba bastante tiempo manteniendo una relación difícil con ese ´otro yo´inseparable, que te ha de acompañar más allá de donde tu sombra desaparece.
Lo primero que uno siente es un aluvión de preguntas sin respuesta: ¿Y si necesito llamar a alguien? ¿Y si no pueden localizarme...? (no sé para qué, pero ¿y si no pueden?
¿Y si...? No era tan mal ciudadano de la sociedad de consumo-me dije-: mi capacidad de "Isis" por minuto no era nada desdeñable...
Lo segundo, una inquietante ausencia.
Lo tercero, una misteriosa presencia. A los pocos segundos, descubro que se trata de ... mí!
¿Qué hago ahora? ¡No estaba preparado para este encuentro!
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"¿¿¿Sin móvil, hoy en día????"
¿Y si...?
...pierdes una llamada urgente ofreciendo trabajo?
...te ves en un lance de emergencia en la montaña, en carretera, etc?
...un amigo con quien has quedado te quiere decir que llegará media hora tarde porque a su vez ha estado hablando con otro amigo, etc.
De acuerdo. Son cosas que pueden ocurrir. Tienen una probabilidad determinada. Multipliquemos la probabilidad por la teórica peligro que correría nuestra vida, integridad o nuestras necesidades básicas si llegan a ocurrir. Peligro * probabilidad = riesgo.
¿Cómo es el riesgo que resulta, alto o bajo? ¿Merece la pena pasarse la vida enganchado a un aparatejo- perdiéndose todo lo que uno tiene delante, en su interior, etc-, colaborar con un mercado que detrás lleva cosas muy oscuras tanto en la extracción del mineral que llevan los componentes como en el ensamblaje del aparato; contribuir a la distorsión de los campos magnéticos, como los que sirven de orientación a animales como ballenas o abejas?
Lo de prescindir del móvil ha sido una decisión que me costó ANTES de tomarla. Después, no lo eché de menos en absoluto. Y eso que, en su momento, estuve tan ´enganchado´a él como el que más. Si yo he podido, tú también.
En realidad lo perdí, pero no hice por recuperarlo. Vi en ello una oportunidad de hacer algo por mí, de hacerme un regalo. Y el regalo lo estoy disfrutando mucho.
- ¡Pero si la compañía XXX te da uno gratis!- me decían algunos amigos.
Me tendrían que dar mucho más que eso para hacerme renunciar a esta nueva conectividad, multifunción y cobertura de que disfruto tras dar este pequeño paso...
Yo-se dijo el Principito- si tuviera 53 minutos libres, caminaría lentamente en dirección a una cabina...
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