Friday

Tengo un trabajo que me gusta pero es muy demandante de tiempo, y del que no puedo prescindir por motivos económicos; también grandes dificultades para la organización de actividades y la gestión de la energía -debida sobre todo a la hiperactividad mental- y pequeños problemas de salud. Tengo poco tiempo libre. También necesito mucho tiempo para concentrarme en tareas creativas.
Todo ello hace que tenga que renunciar a dos de mis actividades de tiempo libre favoritas: leer y escribir.
Mi medio favorito de lucha humanista y activismo por la libertad y la armonía de los seres conscientes es la creación literaria de ficción, plasmada en géneros experimentales como el calipoema, el videopoema o la prosa con dibujos, a la cual me veo obligado a renunciar, al menos por el momento. También a otras actividades de tipo voluntariado y organización de actividades constructivas de un mundo más habitable.
Esto me causa bastante frustración y tristeza al pensar en las vidas y dignidades que cualquiera de nosotros puede salvar a través de un activismo imaginativo y en comunión con nuestros semejantes.

AUN ASÍ:
hay ciertas cosas que sí estoy haciendo. Si las cuento no es para atizar el ego, sino para mostrar que todos podemos poner un granito de arena, y a veces no tan pequeño. Todo el mundo tiene dificultades pero, al igual que yo, aún hay mucho que puede hacer.

No contribuyo a través de mi consumo a la explotación de animales, personas ni del medio ambiente. Llevo una vida consciente y relativamente conectada con mis verdaderas necesidades, evitando actuar por imitación o resignación.

Renuncié al coche, al teléfono móvil, a la TV y por supuesto a los productos de origen animal, a los productos de la agricultura agresiva, etc. El desembolso extra que esto supone a veces no me supone mayor problema; me he quitado muchos gastos innecesarios, como el de tomar algo cada vez que quedo con un amigo. Prefiero dar un paseo y beber de una fuente.
Procuro practicar la empatía con todo el mundo. No escatimo en cosas aparentemente rituales pero que activan el ciclo de la energía, como sonrisas, muestras de agradecimiento y comprensión, abrazos o muestras de empatía. Todo ello sin juzgar al prójimo, sólo protegiéndome de los posibles efectos que puedan tener en mí las acciones desconectadas de la esencia humana (violencia, etc.) pero sin juzgar. El juicio, como la autoridad y la coerción, aviva el ciclo de la negatividad.

He adquirido el hábito de preguntarme de vez en cuando cuáles son las necesidades reales del ser humano, hasta qué punto mi vida, pensamiento y acciones están orientados a atender esas necesidades, y qué formas concretas tengo para fortalecer la conexión entre unas y otras. Esto supone dejar de hacer, pensar y decir ciertas cosas que hacemos, pensamos y decimos por imitación o buscando la aparente seguridad que da la uniformidad del grupo.

Procuro pasar tiempo con las personas que me quieren y que sea un tiempo de bastante intercambio afectivo y de recarga de pilas. No siempre lo consigo, debido a los citados problemas de administración.

Por último, participo mínimamente en las luchas sociales humanistas de nuestro confuso tiempo. Divulgo el mensaje de las iniciativas que buscan agitar conciencias y construir un entorno más habitable, no sólo en el territorio de un país sino en todo el planeta. Para ello, parto del principio de la interconexión espiritual universal.

Todo eso es mucho menos de lo que querría hacer (la propia hiperactividad mental hace que tenga montones de ideas que me veo orillado a cancelar), pero creo que las acciones y actitudes citadas están al alcance de mucha gente igual que yo, con problemas y limitaciones pero medianamente conectada con las necesidades reales del ser humano.



No comments: