Monday

Reflexiones...

Me parece claro que nuestra especie no ha mostrado mucha habilidad a la hora de organizar su existencia sobre el planeta, ni de interpretar las relaciones entre semejantes. La evolución ética de la especie se produce a un ritmo tan lento, respecto a la evolución tecnológica, que a veces su avance parece nulo, incluso parece un retroceso. Creo que la evolución en el plano ético y espiritual se mueve siempre hacia delante, aunque, quizá por la propia naturaleza compleja y contradictoria del Homo sapiens, este avance es caótico, ofreciendo a veces muestras muy claras y, otras veces, lo que aparentemente son evidencias de un retroceso (por ejemplo, en la progresiva complicación y tecnificación de la violencia y la competitividad). A pesar de la tendencia general hacia el progreso ético y espiritual de la especie, el deterioro físico del planeta puede acabar con el sustrato sobre el que ésta vive. La Tierra seguirá con sus ciclos de cambio climático y se adaptará, a lo largo del tiempo, a cualquier perturbación que nosotros introduzcamos. Probablemente, la vida también se mantendrá sobre el planeta, adaptándose a estos cambios. Pero, de seguir la tendencia destructiva actual, la especie humana no estará aquí para verlo. La suerte de las generaciones futuras depende de cuál de las dos tendencias –la evolución ética y espiritual, por una parte, contra el deterioro del medio físico- se impone finalmente. En mi opinión existe, de alguna forma que resulta difícil comprender para nosotros, una conexión entre todos los seres vivos que trasciende el mundo de lo tangible. En el mundo físico, terrenal, los seres vivos y las interacciones entre ellos aparecen encorsetadas, llenas de límites (tiempo, espacio, salud...) y distorsionadas, en forma de competitividad y miedo al prójimo, lo cual lleva a la violencia y a las múltiples formas de explotación, manipulación e injusticia sustentadas por el sistema monetarizado en que vivimos. La propia idea de justicia es un concepto derivado que sólo es necesario como solución secundaria, y mucho menos buena, para cuando, como resultado del miedo a los demás como competidores, o a uno mismo, alguien ha prescindido de la elevación espiritual que brinda la empatía y respeto hacia el prójimo. Para mí, dicha distorsión, a su vez, constituye en sí misma una prueba de que el mundo que conocemos es algo aparente, tras lo cual se esconde un mundo mucho más adaptado a la profundidad de nuestra alma. A través de distintas vías, como la meditación, la contemplación de la naturaleza o el amor por los seres vivos, así como de las combinaciones entre éstas, tenemos la capacidad de encontrar y recorrer vías que llevan a ese mundo interior, fuente de paz y armonía, donde no existe el temor ni la amenaza y uno se siente conectado a todos los demás seres vivos como parte de un todo indisoluble, universal e interconectado no por materia o energía explicable o razonable, sino por el amor universal, desprovisto de todo componente posesivo, sinónimo de paz y libertad, y entendido como único elemento de nuestra percepción cuya existencia es real e independiente de inclinaciones filosóficas, o bien como lo único que queda cuando uno pasa todo el universo por el tamiz de la duda. Dicha conexión universal es el objeto de mi creencia en el terreno espiritual, de ahí que me identifique con la búsqueda de la ´iluminación´ por los caminos interiores, como garantía de la no interferencia con cosas materiales o interesadas, exenta de elementos externos que pudieran distraer el camino.

No comments: